SAN FRUTOS. LA CONFISCACIÓN DEFINITIVA

Con la entrada de las tropas francesas, los llamados Cien mil hijos de San Luis al mando del Duque de Angulema a comienzos del año 1823, se pone fin a los gobiernos del Trienio liberal y se restituye el régimen absolutista. Por Real Orden de 11 de Junio de 1823: «…La Regencia del Reino ocupada con celo infatigable en el restablecimiento del orden y deseosa de restituir al todas las clases del Estado el goce de sus derechos de que violentamente fueron despojadas por el pretendido Gobierno constitucional ha venido en reponer todos los institutos religiosos al ser y estado que se hallaban antes del 7 de marzo de 1820…» y en 12 de agosto del mismo año: «…estando acordado el reintegro de los monasterios e iglesias de la quieta posesión de sus bienes y rentas injustamente usurpadas…».

Los bienes por lo tanto fueron devueltos a los monasterios y conventos sin compensación para quienes los habían adquirido en el trienio 1820-1823.

De esta manera, el Priorato se vio nuevamente , al igual como había ocurrido en 1814, en posesión de sus tierras y bienes.

Pero, tras el final de la llamada Década ominosa cambian los aires políticos y así, por el Real Decreto de la Reina Gobernadora Mª Cristina de Borbón, de 3 de Septiembre de 1835: “I. Se restablecen a su fuerza y valor, y al estado que tenían el día 30 de Septiembre de 1823, las ventas de aquellos bienes, que habiéndose aplicado al crédito público por efecto de la supresión de las casas de las Órdenes monacales y otros institutos religiosos, y de la reforma de los demás regulares, decretadas por las Cortes y sancionadas por mi augusto esposo en Octubre de 1820, fueron enajenados a nombre del Estado desde esta época hasta fin del expresado mes de Septiembre de 1823…y en su virtud se devolverán desde luego estos bienes a sus respectivos compradores…«

De esta manera en lo que se refiere a nuestro Priorato, “… por virtud de esta disposición el dicho don Antonio Redondo … ha sido reintegrado a su posesión … con fecha 16 y 17 de octubre de 1835 y para que tenga un título legítimo de propiedad otorgo en nombre de la Nación Española y de S.M. la Reina Gobernadora que vendo …por el precio referido de su remate … que consta que hizo el pago el 27 de noviembre de aquel año (1822) según oficio del Comisionado Principal del Crédito Público que obra en el expediente general de subasta, hecha en Madrid en 4 de diciembre de ese año…” (AHPSg Protocolo 3.864, folios 232 y ss. En Segovia a 5 de Diciembre de 1838 ante el notario Nicolás Leonor Ballestero )

Ya anteriormente, el 22 de octubre de 1835, Juan Escorial y Gil, apoderado de Antonio Redondo, el comprador restituído en la posesión de los bienes del Priorato, dice que ya se ha celebrado nuevo contrato de alquiler por el coto redondo de San Frutos entre el nuevo propietario y los vecinos de Burgomillodo que venían siendo renteros del coto, hasta entonces en manos del Priorato de San Frutos.

Es así como lo vemos en este documento, (AHN Clero regular y secular legajo 6666) : «Digo yo el abajo firmado, como apoderado de D. Antonio Redondo vecino y del comercio de madrid, dueño del término y coto redondo de San Frutos en el Burgomillodo: que habiendo celebrado arriendo con los vecinos de él por las tierras que llevan en renta para que satisfagan su contingente anual el los términos que por el mismo lo hacían al Prior administrador del Monasterio, se me hizo presente que por noticias que tenía alguno de los vecinos, se había promovido cuestión acerca de la inteligencia que debe darse al término y coto redondo, suponiendo que podría llegar el caso en que la Real Caja de Amortización reclamara le renta que correspondiese a la misma si el asunto se decidía a favor de ella. Enterado yo de esta manifestación y creyendo justo el tranquilizar el ánimo de los citados vecinos, poniéndolos fuera de todo recelo en este particular le he otorgado esta obligación a nombre del dueño mi xxx D. Antonio Redondo por la que les garantiza de la responsabilidad que pudiera pesar sobre ellos si pagaran la parte de renta (hoy no conocida) que pudiera corresponder a la Real Caja y que satisfecha al dueño del citado término y coto redondo, será él quien la satisfaga a aquella, resuelto que sea el punto que sea por la superioridad ante quien se pondrá para su terminación y definitiva conclusión; teniendo entendido que una de las causas que motivan el que en esta obligación no se diga el número de fanegas de grano que en su caso deben darse a la Real Caja (si resultase se de mejor derecho) es la de no saber cual sea puesto que el Prior administrador cobraba uno y otro reunido y sin clasificación, al menos así se observa en los recibos anuales y también porque se ha negado a darme los cobratorios anuales careciendo por esto de conocimiento en esta materia y cuya poderosa dificultad me impide darla detallada. Y para resguardo de los mismos renteros firmo la presente en Sepúlveda a 22 de octubre de 1835. Juan Escorial y Gil

Aparte de saber la fecha en que ya se había desposeído a los monjes de sus tierras, podemos conocer el conflicto que se plantea: cual es el deslinde concreto de la superficie correspondiente al coto redondo, objeto específico de este contrato este arriendo, tierras de labor que coexistían con otras que también llevaban en arriendo los mismos vecinos; los límites de lo que al coto redondo correspondía estaban en discusión.

Al comprador, Antonio Redondo debe ser a quien se refiere el P. Rodrigo Echevarria en sus crónicas, recogidas en manuscritos que se conservan en el Archivo del Monasterio de Silos, ( aunque según él lo compró un vecino de Sepúlveda… ). Escribió estas crónicas hacia 1850 (FEROTIN Marius: Histoire de L´Abbaye de Silos pag. 194). Dice así el P. Echevarria:

“Fr. Juan Antonio Collada, que estaba siendo administrador y cura de San Frutos, en el obispado de Segovia, tuvo que dejar la dicha administración y curato (en 1835) y pasar a Asturias su país, de orden del Gobierno, en la que creo tuvo parte en esta desgracia el que en el año de 1821 compró las posesiones de dicho priorato”.

(AMS, Echevarría, 3, (olim Ms 81) f. 119)

«…En el año de 1832 era prior de San Frutos el P. Fr. Juan Collada y yo le confirmé para el mismo oficio, en que estuvo hasta la exclaustración de el año 1835, y hubiera permanecido allí precisa y solamente de cura, a no haberle desterrado el Gobierno, por haber él resistido (en 1835) la entrega de los bienes del Priorato, que en el año de 1822 había comprado un vecino de Sepúlveda, y pedía bienes que no constaban de la escritura de venta; y por aquí se echa de ver que el Gobierno no trataba tanto de la adquisición de nuestros bienes, como de aniquilar la yglesia, contentando y lisongeando a los compradores de dichos bienes, tan iniquos como el Gobierno. No sé quién sirve aquel curato, tal vez el gobierno eclesiástico de Segovia lo habrá anejado a otra parroquia (como hemos dicho, esto escribe el P. Echevarria hacia 1850).

El priorato de San Frutos es el que más rendía al monasterio por el buen orden que se había establecido para la prosperidad de los colonos, que necesariamente refluía a sus señores. En San Frutos toda la propiedad de labor estaba reducida a tantas partes o quiñones quantos eran los vecinos, y éstos no podían aumentarse en su número. Las casas eran tantas quantos los vecinos, y eran del monasterio que tenía la obligación de repararlas o hacerlas nuevas si era necesario. En una parte del río solo podían pesar el molinero y el batanero, que pagaban al priorato una renta por estos dos ramos de industria, y tanto el batán como el molino eran también reparados o redificados a espensas del monasterio. El monte era común a todos los vecinos, pero rigurosamente velado por el guarda que nombraba y pagaba el Prior…»  

(AMS. Echevarría, 1, (olim Ms 22) pp. 36-37.

El P. Rodrigo Echevarria y Briones, nacido en La Rioja, fue Abad del Monasterio de Silos desde 1832 hasta la exclaustración en 1835. En 1857 fue nombrado Obispo de Segovia; con la designación como parroquia de término fue quien salvó de su demolición el edificio de San Frutos. Su nombre «civil» era Salvador Maria Ezarra y Echevarria

Su padre se llamaba Joseph Ezarra y Echevarria y su madre Angela Briones; fue llamado Rodrigo en honor del beato Rodrigo, Abad de Silos. (FEROTIN Marius: Histoire de L´Abbaye de Silos pag. 193)

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