Pedro Hernando Arranz. 17 de setiembre de 2021
Archivo Diocesano de Segovia (ADSg) Legajo 4753
Tras la expulsión del último Prior surgen dificultades para designar párroco por lo penoso que resulta vivir en lugar tan abrupto.
Traemos aquí una secuencia de hechos al respecto.
El 28 de Diciembre de 1835 el Ministro de Gracia y Justicia escribe al Obispo de Segovia comunicándole:
«Su Majestad la Reina Gobernadora se ha servido mandar que Fray Juan Antonio Collada ex-Prior de San Frutos en la jurisdicción de Sepúlveda, fije su residencia en el pueblo de su naturaleza, u otro que él elija fuera de dicho Priorato y que Vuestra Ilustrísima provea a aquellos habitantes de la asistencia espiritual que está a cargo de dicho ex-Prior..».
Fray Rodrigo Echevarria el último Abad de Santo Domingo de Silos nos dice que Fray Juan Antonio marchó al lugar de donde era originario, en Asturias; uno más expulsado de la comunidad donde había desarrollado su vida a consecuencia de la supresión de monasterios y conventos.
El Obispo de Segovia pide un informe al Vicario de Sepúlveda y con la contestación de éste el 19 de enero de 1836, tenemos una descripción de la economía de la parroquia tras la desamortización y las dificultades de las comunicaciones por su ubicación y distancia con el núcleo del pueblo de Burgomillodo a cuyos vecinos servía.
Los principales aspectos que el Vicario, Ignacio Alonso de Tejada describe en su carta son:
-UBICACIÓN: «…Que la parroquia de San frutos antes Priorato está situada en la cima de un peñasco escarpado que forma un ángulo entrante en el profundo y angosto Valle por donde corre el río Duratón entre peñascos elevados y escarpados desde Sepúlveda hasta cerca de Carrascal del Río…»
-FELIGRESÍA «…Se compone su feligresía de 13 vecinos todos colonos del término redondo de dicho Priorato sin más propiedad que sus ganados pues hasta las casas que las habitan son del Priorato; de estos vecinos dos habitan junto a la Iglesia y uno en un batán sito al lado del río distante 1/4 de legua a la parte de arriba y los 10 restantes forman un barrio llamado el Burgo Millodo distante cerca de media legua de muy mal camino, situado al lado del río para la parte de abajo donde cesa el estrecho de las tierras y comienza el campo abierto hacia Carrascal…»
– INGRESOS Y GASTOS DE LA PARROQUIA: «…Habiéndose vendido por el Gobierno todas las propiedades del Priorato solo han quedado los productos de los diezmos y primicias que percibía el Prior sin más deducción que la casa diezmera y con solo ese producto hay que contar para la manutención del teniente, de la decencia del culto y de uno que sirva la sacristía para este servicio que lo hacía antes un criado que tenía el Prior…»
Como media de ingresos puede resultar 2.000 reales anuales «…de los que deduciendo como 800 para el Sacristán y alumbrado y demás gastos del culto quedarán como 1200 para el que ejerza el ministerio del lugar, que necesita mantener una caballería para asistir a los feligreses del Burgo…»
-LA OPCION DE ANEJAR LA PARROQUIA A OTRAS PRÓXIMAS: «…No siendo fácil encontrar un sacerdote que quiera encargarse con tan corta dotación de una parroquia que aunque corta en feligreses es muy penosa por hallarse estos diseminados en un terreno tan áspero además de ser tan triste y melancólica aquella soledad. Parecería más conveniente anejarlo a alguna de las más cercanas pero en esto se encuentran grandes dificultades; los curas de Villaseca e Hinojosas que tienen mejor camino para ir a decir misa tienen ambos anejos; el de Navalilla sobre estar más distante tiene que pasar el río por un puente de madera que se inutiliza con facilidad y el de Carrascal que pudiera asistir a los vecinos de El Burgo por estar más cercano tiene que subir una cuesta muy penosa y de mal camino para ir a la Iglesia a decirles misa…»
«Es cierto que esos diez vecinos podrían ir a oír misa a Carrascal que dista poco más que a su Iglesia a dónde van ahora y es mejor camino pero en ese caso era preciso cerrar la parroquia del Priorato y los tres vecinos restantes quedaban abandonados en una triste soledad….»
– LOS ANTERIORES FRAILES DE LA HOZ: «…Acaso el religioso que se ha quedado por su gusto en La Hoz guardando el convento en lo que indica tener inclinación a la soledad o uno de los dos del mismo convento que están sirviendo el curato de Sebúlcor querrán servir este aunque de corto valor por vivir retirados…»
-EN CASO DE QUE TODO LO ANTERIOR FALLASE: «…si éstos no accediesen no hay otro medio que recurrir al Gobierno para que de las rentas del Priorato que percibe el Crédito Público completen la congrua del teniente como lo hicieron en los años del 20 al 23 en que le dotaron con 300 ducados…» (3.000 reales)
El Obispo de Segovia responde al Ministro el 25 de Enero diciéndole que ya ha salido para el «pueblo de su naturaleza» el ex-Prior y respecto de la provisión de párroco resume lo que el Vicario de Sepúlveda le ha expuesto, sin hacer referencia a lo que éste le dice respecto a los párrocos de pueblos vecinos, ni a los frailes de la Hoz.
Después de varios escritos de ida y vuelta, al final, el 15 de Julio de 1836 recibe el Obispo un escrito desde San Ildefonso en que el Ministro de Gracia y Justicia le viene a decir que se las arregle él mismo: «…Que la asignación que gozan los exclaustrados y los derechos de estola que debe percibir el que se encarga de la mencionada parroquia de San frutos es con grúa suficiente y que para los demás gastos indispensables del culto debe acudir a la Amortización que ha de satisfacerlos por ser una carga de Justicia con que han pasado a ella los bienes del extinguido monasterio…»
El resultado fue que hasta 1839 no hubo párroco en San Frutos y al menos para los bautizos era el de Hinojosas el que ejercía según podemos leer en la página 122 del libro de Soterraña Martín Postigo «San Frutos del Duratón» (1980).
Lo que hoy en día es para los visitante un lugar privilegiado era un sitio inhóspito cuando las condiciones de transporte, luz y calefacción eran otras…